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Una persona con cáncer tarda en el país, en promedio, 130 días –más de dos meses– para iniciar el tratamiento indicado, con cuellos de botella en el camino que tienen que ver con la disponibilidad de turnos, la presentación de autorizaciones y otros trámites por cobertura; la alta demanda en los laboratorios de anatomía patológica y los traslados, según donde viva, entre otros. En el Día Mundial contra el Cáncer , que se conmemoró este 4 de febrero, los oncólogos piden políticas públicas que ordenen la respuesta del sistema de salud y promuevan más eficientemente la detección temprana.

“El cáncer es hoy un tsunami, con unos 130.000 nuevos casos que se detectan en el país anualmente”, señaló Claudio Martin, presidente de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC). Un estudio reciente sobre 53.800 historias clínicas de pacientes atendidos desde 2001 dio cuenta de un aumento de los casos entre los 18 y 59 años, principalmente por tumores de mama y colon.

En diálogo con LA NACION, el especialista recordó que todas las políticas de prevención y detección temprana demostraron su eficacia contra la enfermedad y son más costo-efectivas para el sistema de salud que cualquier intervención ya en etapas más avanzadas.

Solo en cáncer de pulmón, el primer estudio local sobre su impacto sanitario y económico hecho por el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) reveló el año pasado que tratar la enfermedad en estadios avanzados cuesta diez veces más que hacerlo en las etapas más tempranas. Aun cuando no es el cáncer más frecuente, es el que más recursos consume y es el que más decesos registra en la Argentina porque, de acuerdo con el trabajo del IECS, hasta un 90% de los pacientes son diagnosticados tardíamente. Esto ocurre aunque existe un estudio por imágenes recomendado como prueba de detección temprana para los grupos de riesgo, como los fumadores o la población con exposición ocupacional que puede dañar la salud pulmonar, de acuerdo con el Consenso Argentino para el Tamizaje de Cáncer de Pulmón, de 2023. En la práctica, desde entonces falta un programa nacional que respalde y unifique su implementación, como ocurre con otros cánceres.

“Cuando se puede detectar el tumor temprano, más chances hay para el paciente de curación cuando hablamos de los cánceres de pulmón, mama, cuello uterino, próstata y colon, que son los de más frecuencia y con formas de detección temprana que nos permiten aumentar significativamente la posibilidad de curarlos en más pacientes. Es mandatorio que los estados nacional y provinciales tomen conciencia de la realidad del cáncer en el mundo y la Argentina, y se pongan a trabajar para generar políticas acordes para beneficio de los pacientes”, continuó Martin, que es jefe de la Sección Oncología del Hospital de Rehabilitación Respiratoria María Ferrer y jefe de Oncología Torácica del Instituto Alexander Fleming, en la ciudad de Buenos Aires.

Acceso a tratamientos
Uno de los ejemplos que utilizó para graficar el estado de situación de la atención oncológica en el país con respecto a los avances en los últimos años es el acceso que tienen hoy los pacientes argentinos a las pruebas moleculares (a través de biomarcadores) para el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico. Esos tests, como explicó Martin, los solventa en gran medida la industria farmacéutica, que utiliza los resultados también para los medicamentos que comercializa. Esto hace que el acceso quede atado a esos intereses. En el cáncer de pulmón, por ejemplo, el uso de esas pruebas es estándar.

“Los tests moleculares deberían estar cubiertos por el Estado a través del sistema de salud”, insistió el titular de la AAOC, que representa a unos 1300 oncólogos en el país. “En la atención oncológica –prosiguió en diálogo con LA NACION–, hoy son clave para los diagnósticos y poder seleccionar el tratamiento más conveniente para el paciente. Pero hay ciertas limitaciones en su disponibilidad al no estar cubiertos en todo el sector público y privado, y depender de la voluntad de terceros de pagarlos o no”.

Un escenario similar se aplica al hablar de tratamientos. “El acceso es hoy heterogéneo en el país: no están disponibles para todos los pacientes por igual, más allá de en qué subsistema se atiendan, qué cobertura tengan o dónde vivan”, detalló Martin.

Como parte del proyecto Mapeo de personas con cáncer en la Argentina (Mapec), la Fundación Donde Quiero Estar dio a conocer en los últimos días una recopilación de las principales barreras de acceso a los tratamientos oncológicos en sus diferentes etapas a través del testimonio de 153 personas que tuvieron o tienen cáncer. El 51% mencionó inconvenientes en la primera consulta médica: desestimación de los síntomas (14%), demora en los turnos (19,7%) y problemas de traslado a los centros de atención (10,8%). Todo esto, como indicaron desde la fundación, prolonga el tiempo al diagnóstico y el tratamiento.

Además, mencionaron los problemas para llegar a un diagnóstico certero (8%) y el tiempo que demoraron los resultados de las biopsias (6,3%), un insumo crítico para definir e iniciar el tratamiento.

“Se está viviendo una crisis en todo el país respecto al diagnóstico en servicios de anatomía patológica, donde hay pocos recursos humanos o mal distribuidos”, planteó Verónica Baró, oncóloga y directora médica de Lucha Contra el Cáncer Ushuaia (Luccau), al difundir los resultados del mapeo. “Los pacientes realizan los procesos iniciales, pero pocos o ninguno llegan a la inmunohistoquímica, técnica de laboratorio que hoy en día es fundamental para la mayoría de los diagnósticos y para poder plantear tratamientos. Hay atrasos de hasta dos o tres meses para contar con un diagnóstico definitivo”, agregó la especialista.

El tiempo promedio entre la primera consulta médica y el inicio del tratamiento, se estimó en 130 días, mientras que las demoras en el acceso a la medicación fue lo más mencionado (19,5%) al indagar sobre los inconvenientes con los tratamientos.

“No cabe duda de que los tratamientos son cada vez más caros. Con la evolución de la tecnología y más dificultades con las coberturas, se vuelve más dificultoso el acceso en general. Pero a la vez, por eso también se vuelve tan importante hacer mucho hincapié en la prevención, los cuidados de un estilo de vida saludable y los controles periódicos recomendados. Todo esto no solo salva vidas, sino que, en el caso del cáncer, con la detección temprana de la enfermedad es cuando más chances hay de ser curable”