El norte de Buenos Aires atraviesa una crisis hídrica que amenaza seriamente la producción agrícola. A pesar de que la región núcleo cerró 2024 con un 26% más de lluvias que el año anterior, el noreste bonaerense presenta reservas hídricas críticas, según reportó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
En diciembre, las lluvias estuvieron muy por debajo del promedio histórico, dejando al maíz temprano como el cultivo más afectado. Este cereal, sembrado mayoritariamente en septiembre y octubre, está en su periodo crítico y lo transita prácticamente sin agua, lo que ya impacta en su desarrollo. Los asesores advierten que los rindes podrían caer entre un 10% y un 30%, dependiendo de la llegada de lluvias en los próximos días.
Por su parte, la soja también enfrenta problemas. Aunque no está en su etapa más delicada, necesita lluvias urgentes. Entre un 10% y un 15% de los lotes aún no han sido sembrados por falta de agua, mientras que otro 10% fue implantado con la esperanza de lluvias que nunca llegaron.
El fenómeno «Niño», que aportó lluvias en otoño y primavera, no fue suficiente para revertir la situación en zonas como Baradero, Rojas, Colón o Pergamino, donde los suelos muestran niveles de sequía en un 50% de la región núcleo.
Los pronósticos no son alentadores: no se esperan lluvias significativas para la primera quincena de enero, lo que pone en jaque a los productores de una de las áreas más importantes para la agricultura argentina.
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