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Cada 1 de mayo se conmemora el Día Internacional del Trabajador, una fecha que trasciende fronteras y recuerda la histórica lucha del movimiento obrero por condiciones laborales justas, dignas y humanas. Lo que hoy muchos celebran como un feriado, tiene su origen en un hecho trágico y transformador: la huelga iniciada en Chicago en 1886, que reclamaba la jornada laboral de ocho horas y terminó con la ejecución de varios dirigentes sindicales conocidos como los «Mártires de Chicago».

El origen del Día del Trabajo se encuentra en Estados Unidos en 1886, año en el que los trabajadores comenzaron la lucha para lograr una jornada laboral de ocho horas.

Aunque en 1868 el gobierno norteamericano ya había establecido como ley las jornadas de ocho horas, los empleadores se resistían a respetar ese derecho los obreros, a quienes forzaban a trabajar hasta 16 horas continuas.

Y es que la norma no era explícita acerca de las jornadas de ocho horas y aún permitía extender los horarios de trabajo con la única condición de que no superaran las 18 horas seguidas sin una causa justificada. Y aún si incumplían esta ley, la sanción para los empleadores se tasaba en 25 dólares, equivalentes a poco más de 600 dólares actuales.

Los sindicatos consideraban justo trabajar ocho horas, es decir, una tercera parte del día para poder dedicar la misma cantidad de tiempo a sus horas de sueño y al esparcimiento y la familia.

Los trabajadores amenazaron con empezar una huelga que comenzó el 1 de mayo de aquel año, amague con el que varios de ellos consiguieron hacer válidas sus exigencias.

Pero no todos tuvieron la misma suerte y en Chicago, una de las urbes donde el problema era más grave, la huelga se prolongó durante tres días, lapso en el que los obreros se manifestaron. La represión policial no se hizo esperar y las protestas dejaron numerosos heridos y cerca de diez muertos.

Algunos de los enjuiciados
El punto más álgido de las protestas llegó al convocarse una manifestación en Haymarket Square, que ahora es un memorial para los trabajadores. Allí, un manifestante anónimo lanzó una bomba casera contra los policías, causando la muerte de uno e hiriendo a otros tantos.

Esa jornada histórica pasaría a la historia como la “Revuelta de Haymarket”.

31 personas fueron enjuiciadas y, aunque la culpabilidad de los imputados nunca fue comprobada, ocho recibieron condena: dos de ellos, cadena perpetua; uno, 15 años de trabajos forzados, y cinco, la muerte en la horca.

Años después, en 1889, en París se celebró el congreso de la Segunda Internacional, asociación de partidos socialistas, laboristas y anarquistas de todo el mundo, donde se estableció el 1 de Mayo como Día del Trabajo.