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Argentina vuelve a estremecerse ante un hecho de violencia extrema. El triple crimen de Florencio Varela, que tuvo como víctimas a Brenda del Castillo (20), Morena Verdi (20) y Lara Gutiérrez (15), no solo expone la brutalidad de la criminalidad vinculada al narcotráfico, sino que instala un componente inédito: la transmisión del asesinato en vivo a través de redes sociales.
Este hecho obliga a mirar hacia atrás, a repasar otros crímenes múltiples que marcaron la memoria colectiva, y a comprender por qué este caso se convierte en un hito perturbador y sin precedentes.

El triple crimen de General Rodríguez (2008)

En agosto de 2008, los cuerpos de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina fueron hallados en un descampado en General Rodríguez. Los tres estaban vinculados al negocio de los medicamentos adulterados y tenían conexiones con el narcotráfico.
Fue un ajuste de cuentas mafioso que reveló la profundidad de las redes narco y dejó al descubierto la relación entre el poder económico ilegal y la política.
A diferencia de lo ocurrido en Florencio Varela, aquel triple crimen fue una ejecución clásica, con disparos y abandono de cuerpos. Hubo un mensaje mafioso, sí, pero no un espectáculo público de torturas ni una transmisión en vivo de la violencia.

La masacre de Pompeya (2019)

En 2019, tres mujeres fueron asesinadas brutalmente en una vivienda de Nueva Pompeya, en la Ciudad de Buenos Aires. El autor fue un familiar directo.
El hecho impactó por el ensañamiento: golpes, puñaladas y violencia desmedida contra víctimas indefensas. Sin embargo, el caso quedó enmarcado en la violencia intrafamiliar, un crimen atroz pero sin relación con organizaciones criminales ni mafias.
Comparado con Florencio Varela, la masacre de Pompeya comparte la ferocidad, pero no el componente de narcotráfico ni la intención de enviar un mensaje social a través del terror.

El caso Barreda (1992)

El 15 de noviembre de 1992, Ricardo Barreda asesinó en La Plata a su esposa, a sus dos hijas y a su suegra.
El caso Barreda quedó grabado como el femicidio múltiple más recordado de la historia argentina, un crimen que evidenció la violencia en su expresión más extrema.
Aunque la masacre familiar conmovió a todo el país y marcó un antes y un después en la discusión sobre violencia de género, fue un hecho doméstico e íntimo, muy diferente de la lógica narco y mafiosa que atraviesa al triple crimen de Florencio Varela.

Lo inédito en Florencio Varela

La violencia ejercida contra Brenda, Morena y Lara combina todos esos antecedentes, pero los trasciende:

Femicidio múltiple, con ensañamiento y violencia desmedida.

Vínculo narco, con un claro ajuste de cuentas.

Mensaje mafioso, transmitido deliberadamente por redes sociales.

La transmisión del crimen en Instagram a un grupo cerrado convierte a este hecho en un espectáculo del horror. No se trató solo de matar: se buscó mostrar, exhibir y advertir.
La criminalidad en Argentina entra así en un terreno nuevo: el de la espectacularización digital de la violencia extrema, un escenario que hasta ahora parecía propio de cárteles internacionales.

El triple crimen de Florencio Varela marca un antes y un después en la historia del delito en Argentina. Si el triple crimen de General Rodríguez fue un símbolo del poder narco oculto, si la masacre de Pompeya mostró la ferocidad en lo familiar, y si el caso Barreda expuso la cara más oscura del machismo, el caso Varela une todas esas dimensiones y agrega una nueva: la puesta en escena pública del crimen como espectáculo y advertencia.

No estamos solo frente a un hecho policial. Estamos ante una señal de alarma: el crimen organizado en Argentina ya no se limita a ejecutar en silencio. Ahora busca instalar terror mediante la exposición pública, utilizando las mismas plataformas digitales que usamos a diario para comunicarnos.

La sociedad debe tomar nota: este no es un caso más. Es un mensaje claro de que la violencia narco-femicida encontró una nueva forma de expresión, y que la respuesta del Estado y de la Justicia deberá estar a la altura de un desafío inédito.