Por la noche de este miercoles, diputados que responden al gobernador Axel Kicillof presentaron un nuevo proyecto para suspender las Elecciones Primarias Abiertas, Obligatorias y Simultáneas (EPAOS) en la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, la sesión especial convocada para tratar la iniciativa no alcanzó el quórum necesario y terminó cayéndose, dejando en evidencia una fuerte fractura dentro del bloque de Unión por la Patria.
Más allá de la falta de consenso interno, lo ocurrido refleja una dinámica política que impacta directamente en la toma de decisiones estratégicas. La fragmentación del peronismo y la falta de coordinación entre Kicillof, Cristina Kirchner y Sergio Massa demostraron que los intereses sectoriales pueden entorpecer definiciones clave para el futuro electoral de la provincia.
De los 37 legisladores oficialistas, solo 10 bajaron al recinto para debatir el tema, lo que evidenció la falta de apoyo de sectores alineados con La Cámpora y el Frente Renovador. En total, solo 36 de los 92 diputados provinciales estuvieron presentes en el recinto, incluyendo representantes de La Libertad Avanza, el PRO y el sector de Kicillof, lo que resultó insuficiente para abrir la sesión. Para ello, se requería la mitad más uno de los legisladores.
El intento de suspender las PASO responde a una estrategia política de Kicillof, quien busca mantener el control del calendario electoral.
Este revés legislativo deja en evidencia cómo los juegos de poder y la falta de acuerdos pueden frenar la toma de decisiones fundamentales. La política, lejos de ser una herramienta para generar consensos, se convierte muchas veces en un obstáculo para definir cuestiones centrales. Mientras tanto, la incertidumbre sobre el calendario electoral sigue latente, y el escenario político cada vez más incierto.