Thiago Correa, un niño de 7 años, murió tras recibir un disparo en la cabeza durante un tiroteo que tuvo lugar el jueves por la noche en la localidad de Ciudad Evita, partido de La Matanza. El enfrentamiento ocurrió entre un oficial de la Policía Federal Argentina (PFA) y cuatro jóvenes que intentaron asaltarlo mientras esperaba el colectivo junto a su madre. El hecho, que duró apenas nueve segundos, dejó un ladrón muerto, dos heridos, uno prófugo y una comunidad conmocionada por la muerte de un inocente.
El episodio se produjo en la intersección de avenida Crovara y calle Madrid, cuando el oficial ayudante Facundo Daniel Aguilar Fajardo, de 21 años y vestido de civil, aguardaba el transporte para dirigirse a tomar servicio en el Cuerpo de Policía Montada.
Según registraron las cámaras de seguridad, cuatro jóvenes se acercaron al lugar donde estaba el efectivo. Dos de ellos se dirigieron directamente hacia Aguilar Fajardo, mientras los otros dos quedaron junto a su madre. Uno de los agresores portaba un revólver calibre .38 que, más tarde, se comprobó que no funcionaba.
El agente retrocedió unos pasos, sacó su arma reglamentaria y realizó once disparos en nueve segundos. En medio de esa secuencia, un proyectil alcanzó a Thiago, que se encontraba con su padre en la vereda opuesta, a unos 180 metros de distancia del tiroteo. El niño cayó desplomado y fue trasladado de urgencia al Hospital de Niños de San Justo, donde fue diagnosticado con muerte cerebral. Finalmente, falleció el viernes por la noche.
En el intercambio murió Brandon Corpus Antelo, de 18 años, uno de los presuntos delincuentes, que recibió seis impactos de bala. Otros dos sospechosos, identificados como Uriel Montenovo y Uriel Leiva, ambos de 21 años, resultaron heridos y permanecen hospitalizados bajo custodia. El cuarto integrante del grupo logró escapar y permanece prófugo.
DATO IMPORTANTE: es el tipo de munición utilizada por las fuerzas de seguridad en Argentina. Se trata de cartuchos denominados “Full Metal Jacket” (FMJ), conocidos en términos vulgares como “totalmente encamisados”. Esta munición tiene un recubrimiento metálico que impide que el proyectil se deforme al impactar, lo que aumenta su capacidad de penetración y reduce la posibilidad de frenar en un primer blanco. El proyectil, al ser disparado, puede alcanzar velocidades cercanas a los 360 metros por segundo, lo que explica su potencial alcance letal a larga distancia.
La Justicia investiga si hubo exceso en la legítima defensa por parte del policía. La causa está a cargo del fiscal Claudio Fornaro, de la UFI Temática Homicidios de La Matanza, quien analiza las pericias balísticas, las cámaras de seguridad y los testimonios para determinar responsabilidades.