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Sandra Gabriela Morales, vecina de San Pedro de 51 años, atraviesa uno de los momentos más difíciles de su vida. Diagnosticada con cáncer de mama triple negativo grado 3, una de las variantes más agresivas de esta enfermedad, lucha día a día no solo contra el avance del tumor sino también contra las trabas burocráticas y la falta de cobertura de su obra social PAMI.

En junio de este año, en una entrevista exclusiva con Crónica San Pedro, Sandra había pedido ayuda entre lágrimas para poder acceder al tratamiento. En aquel entonces consiguió algunas respuestas, pero nada resultó suficiente: la enfermedad avanzaba y el tiempo jugaba en su contra. Hoy, en septiembre de 2025, la situación se repite: necesita de manera urgente continuar con la medicación y nuevamente apela a la solidaridad de la comunidad.

El cáncer de mama triple negativo
Se trata de un tipo de cáncer particularmente agresivo porque no responde a las terapias hormonales ni dirigidas que suelen usarse en otros tumores de mama. Esto limita las opciones de tratamiento y obliga a recurrir a quimioterapias específicas e inmunoterapias muy costosas. En el caso de Sandra, los oncólogos indicaron el fármaco Pembrox (pembrolizumab) 100 mg/4 ml (25 mg/ml), cuyo costo ronda los 20 millones de pesos por cada aplicación.

PAMI rechazó en tres oportunidades la cobertura del medicamento, lo que llevó a Sandra a iniciar acciones legales. Mientras tanto, debe afrontar gastos adicionales que resultan imposibles de sostener para cualquier familia: consultas médicas ($15.000 cada una), estudios iniciales que superaron los $600.000, vitaminas ($50.000), gasas furasinadas ($20.000) y medicación complementaria, entre otros.

“El tiempo juega en mi contra”, manifestó en reiteradas ocasiones, mientras espera definiciones burocráticas que no llegan.

Cansada de la indiferencia y conmovida por los comentarios que muchas veces cuestionan a quienes piden ayuda, Sandra escribió una carta pública:

“He visto a diario en las redes que hay gente pidiendo ayuda y las entiendo. Esta carta es para que no se diga que la gente vive pidiendo plata. Ante situaciones de salud con obras sociales que no funcionan como uno desearía, o con un Estado medio ausente, las dolencias parecen ser mayores y la desesperación nos invade. Detrás de cada enfermedad grave hay gastos que nos llevan los ahorros y la energía, llegando a un punto que ya no se sabe qué vender de la casa para afrontar la situación”.

En su mensaje también agradeció a quienes colaboraron con rifas, polladas o donaciones:

“Esa pequeña pero gran colaboración ayuda y mucho, y no sólo en lo económico, sino en sentir el acompañamiento. Gracias a todos”.

Hoy, la batalla de Sandra no es solo contra el cáncer, sino también contra un sistema de salud que le da la espalda en los momentos más críticos. Para sostener su tratamiento, organiza rifas y polladas junto a familiares y amigos, que se convierten en la principal fuente de financiamiento para acceder a la medicación que le da una oportunidad de vida.

En cada acción solidaria, Sandra ve reflejada la empatía de su comunidad. Y aunque reconoce que la lucha es agotadora, insiste: “No quiero resignarme. Quiero vivir”.