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Un valioso documento histórico de 1834, que detalla la estructura, mobiliario y ornamentos de la iglesia franciscana y el convento fundacional de San Pedro, ha sido recuperado por el equipo del Museo Paleontológico de la ciudad. Este inventario, de nueve páginas y fechado el 18 de enero de aquel año, fue elaborado por orden del gobierno de Buenos Aires y firmado por el Juez de Paz Benito Urraco, junto con autoridades eclesiásticas y políticas.

El escrito describe minuciosamente la distribución del templo, la sacristía y las habitaciones del convento, incluyendo materiales de construcción, medidas y características edilicias. Además, se detallan vestiduras, alhajas y mobiliario religioso, ofreciendo un panorama único del patrimonio de la primera iglesia de San Pedro.

Tras haber sido citado parcialmente en 1986 por los historiadores Américo Piccagli y Zulma Taurizano, el documento quedó en el olvido hasta que, 38 años después, resurgió entre los archivos familiares de la sobrina de Taurizano, Eugenia. Gracias a este hallazgo, el museo ha realizado una transcripción completa y, con la colaboración del paleoartista Miguel Lugo, creó una ilustración detallada del interior del templo basada en el inventario.

Por primera vez, los sampedrinos pueden visualizar cómo era el primer templo de la ciudad. Los interesados pueden solicitar una copia digitalizada del documento, su transcripción y la ilustración a través del Museo Paleontológico de San Pedro.

EL GRUPO CONSERVACIONISTA RECUPERA EL ÚNICO DOCUMENTO QUE DESCRIBE AL CONVENTO FRANCISCANO Y A LA PRIMERA IGLESIA DE LA CIUDAD

Es un inventario de 1834 que detalla características edilicias, mobiliario existente, ropajes y alhajas de la iglesia franciscana y del convento fundacional de San Pedro.
Con los datos se pudo recrear una imagen del interior del primer templo de la ciudad.

El extenso documento, de nueve páginas, está fechado el 18 de Enero de 1834 y es un inventario muy completo cuya realización fue ordenada por el gobierno de Buenos Aires. En él se describen la iglesia del convento, su sacristía, las imágenes religiosas en su interior, su amoblamiento, ropajes existentes y alhajas, que en ese momento pertenecían al patrimonio del primer templo de nuestra ciudad. También se explaya sobre características y distribución de las celdas o habitaciones que formaban el cuadro del convento. Medidas, materiales de techos y aberturas, distribución de ventanas y puertas y el aspecto del patio interno de la construcción.

“El templo con treinta y siete varas de largo, y diez de claro; techo de argamasa ruinosa sostenido en el interior por puntales sobre el altar mayor y sobre la puerta principal, con tres puertas la principal al mojinete…”, se lee en un párrafo inical.

Es un documento muy valioso. El único que existe donde podemos conocer al detalle, características de la primera construcción oficial de San Pedro. El lugar donde se originó la ciudad, como si lo estuviéramos viendo. Este escrito fue utilizado parcialmente por el Lic. Américo Piccagli y la historiadora Zulma Taurizano en el año 1986, en el primer tomo de su Historia Documental de San Pedro. Ellos lo mencionan y citan párrafos de este inventario. Pero con el tiempo y el posterior fallecimiento de esos dos grandes investigadores que tuvo la ciudad, el documento quedó alejado de la luz pública. Es ahora, 38 años después, que llega a manos del equipo del Museo Paleontológico a través de charlas con la señora Eugenia Taurizano, sobrina de Zulma. En una caja con anotaciones y escritos de su tía, cedidos recientemente al Archivo de Documentación del museo, es que aparece este documento original de 190 años de antigüedad.

El inventario está firmado por el entonces Juez de Paz, Don Benito Urraco, junto al cura de aquel año y autoridades políticas del momento. En sus líneas describe aspectos arquitectónicos de la iglesia franciscana, sus altares, su mobiliario y elementos útiles; la sacristía y un importante conjunto de prendas utilizadas, tanto en la decoración del templo, como en los oficios religiosos. Vestiduras de la virgen, sus alhajas y también las de la iglesia, en general. Detalla la Casa Cural, su distribución, objetos y reparaciones realizadas. En algunas líneas describe el patio interno del convento y las plantas frutales que tenía junto al pozo de balde que dominaba el lugar.

El escrito detalla una por una las joyas que poseía el lugar. “Una corona de plata grande, dorada guarnecida de piedras verdes que parecen ser esmeraldas, con un círculo de estrellas guarnecido de piedras blancas, cuya calidad se ignora. Otra id. chica del niño de plata dorada guarnecida de piedras verdes iguales en calidad a las de la corona de Ntra. Sra. Un par de zarcillos de oro con veinte perlas finas. Un par de aros de id. cada uno con dos círculos de perlas finas pequeñas. Un par de pulseras de cristal de roca con diez y seis topacios amarillos. Un pectoral de oro con nueve esmeraldas pequeñas, cuatro perlas y dos granates…”, se lee en una parte del listado total de alhajas de la virgen.

Desde el Museo Paleontológico se trabajó en la transcripción a letra de imprenta del documento y una vez obtenidos los pormenores, se comenzaron a plasmar los detalles en un dibujo que grafica el interior de aquella primera iglesia de la ciudad. Para esa tarea se convocó al paleoartista Miguel Lugo, de la vecina ciudad de Ramallo.

El resultado es una vista del interior del salón de la iglesia donde cada objeto que se observa está sacado del documento original. Es la primera vez que los sampedrinos pueden tener una visión muy aproximada de cómo era la iglesia del convento en su interior.

Al final de la transcripción se ha agregado un glosario donde se explican términos de época mencionados en el texto. Los interesados podrán solicitar copia digitalizada de las páginas del documento, de su transcripción y del dibujo en buena resolución, contactándose con el Museo Paleontológico de San Pedro.