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La vida del exmandatario uruguayo transcurrió como en escenas de película. Empezó a militar en la adolescencia y se sumó al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Preso durante la dictadura, llegó luego a la presidencia con el Frente Amplio. Padecía cáncer de esófago

Pepe, como lo llamaban todos en Uruguay, será recordado por sus múltiples aristas, pero hay una sobresaliente: la sabiduría de sus palabras. José “Pepe” Mujica nació el 20 de mayo de 1935 y murió este martes, a los 89 años, haciendo historia: un exguerrillero tupamaro que el 1 de marzo de 2010 llegó a la presidencia de su paisito, como le decía.

A principios de 2025 Pepe Mujica se despidió de la vida pública y pidió que lo dejaran descansar en la intimidad de su chacra, ya con un cáncer de esófago muy avanzado. «Lo que pido es que me dejen tranquilo. Que no me pidan más entrevistas ni nada más. Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo. El guerrero tiene derecho a su descanso», expresó al semanario Búsqueda.

El pasado domingo, su ausencia en las elecciones municipales dio cuenta del cuadro de su salud. La histórica compañera del Pepe, Lucía Topolansky, confirmó que recibía cuidados paliativos. Faltaban días para que cumpliera los 90 años. Y su delfín político, el actual presidente Yamandú Orsi, declaró que Mujica estaba grave. El mandatario este martes informó de su muerte en la red X y lo despidió afectuosamente: «Te vamos a extrañar mucho, Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y tu profundo amor por tu pueblo».

El pueblo podrá darle su último adiós a partir de este miércoles, hasta pasado el mediodía del jueves, inclusive. Un cortejo fúnebre partirá por la mañana desde la Torre Ejecutiva (sede del gobierno), recorriendo varios puntos de Montevideo, como postas de su historia de vida, entre ellos la sede del Frente Amplio y la del partido Movimiento de Participación Popular (MPP) hasta terminar en el Palacio Legislativo.

Durante su gobierno se aprobaron leyes de vanguardia en la región como la liberación de la producción y comercialización del cannabis, la legalización del aborto y el matrimonio igualitario.

Vida de militante
Pepe Mujica donó casi el 90 % de su sueldo como presidente para caridad y siguió viviendo en su chacra en Rincón del Cerro, a las afueras de Montevideo junto a Lucía Topolansky, entonces senadora. Una partecita de ese mundo de la pareja, que no tuvo hijos, con un estilo de vida sencillo, el amor por el tango y el cultivo de flores y vegetales, fue contada por el cineasta Emir Kusturica en el documental «El Pepe, una vida suprema».

Mujica militó desde adolescente. «Tenía 14 cuando empecé en una agrupación anarca». De joven fue relacionándose cada vez más con partidos de izquierda y haciéndose marxista.

En esa búsqueda se incorporó a la lucha armada con el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una guerilla urbana inspirada en la revolución cubana. Cayó preso por primera vez en 1964 por el intento de asalto a una sucursal de la empresa Sudamtex y en 1969 pasó a la clandestinidad porque la policía descubrió armas y municiones que la guerrilla le había dado a él en custodia.

Mujica participó en la toma de la ciudad de Pando (en Canelones, a pocos kilómetros de Montevideo, el 8 de octubre de 1969, cuando decenas de guerrilleros mantuvieron el control de la comisaría, el cuartel de bomberos, y otros asaltaban la central telefónica y sucursales de bancos. Fue un operativo que duró media hora, y así de rápida fue la huída con enfrentamiento con la policía, causando la muerte de tres tupamaros, un policía y un civil. Una escena en blanco y negro que hilvana parte de su vida.

En otro momento una patrulla lo baleó seis veces en el suelo. Fue varias veces detenido. En 1971 protagonizó otro momento cinematográfico: la fuga a través de un túnel de 111 presos (106 guerrilleros) de la cárcel de Punta Carretas, una de las mayores fugas carcelarias de la historia.

Tras el golpe de Estado de 1973, Mujica se convirtió en rehén de la dictadura

Mujica empezó a hablar con las hormigas, entre muchos delirios, y terminó en el Hospital Militar a principios de los ’80. Una psiquiatra recomendó que lo dejaran leer y escribir. Sobre ese momento Pepe contó: «Yo agarraba las pastillas que me daba y las tiraba en el baño. Hubo algo, sin embargo, en lo que esa mujer me sirvió. Me consiguió permisos para leer libros de ciencia… me autorizaron también a escribir y el ejercicio de escribir disciplinó mi cerebro»

Pepe Mujica recuperó la libertad con una amnistía en 1985 y una década después fue electo diputado, luego senador, y en 2005 fue ministro de Ganadería y Agricultura del primer gobierno del Frente Amplio encabezado por Tabaré Vázquez.

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