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El Museo Paleontológico de San Pedro descubrió un fósil excepcional de un armadillo gigante del género Doedicurus , con su escudo cefálico completo, una estructura ósea que no se hallaba intacta desde hace 120 años, cuando Carlos Ameghino encontró el único ejemplar conocido.

El fósil, de entre 500.000 y 700.000 años de antigüedad, fue recuperado en una barranca de un campo de la firma Spósito SA por un equipo interdisciplinario de especialistas. Este ejemplar destaca por su impresionante estado de conservación, con varias partes del esqueleto articuladas en posición de vida y un casquete craneal de 38 centímetros de diámetro.

Los investigadores consideran que este hallazgo aporta información inédita sobre la anatomía y la evolución de estos animales prehistóricos del Pleistoceno.

Comunicado:
DESCUBREN ARMADILLO FÓSIL CON EXCEPCIONAL CORAZA EN SU CABEZA

Es el segundo de la especie con su casquete cefálico completo. El anterior fue hallado por Carlos Ameghino hace unos 120 años atrás.

El Museo Paleontológico de San Pedro acaba de descubrir el segundo ejemplar de armadillo gigante del género Doedicurus con su escudo o casquete cefálico totalmente completo. No se hallaba una pieza así, en estos animales, desde hacía unos 120 años atrás, cuando el paleontólogo Carlos Ameghino (hermano de Florentino) excavó el ejemplar que hoy se encuentra en la colección del Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires.

El hallazgo de San Pedro se produjo en un sector de barrancas ubicado en un campo propiedad de la firma arenera Spósito S.A.; un sector donde el equipo del museo trabaja desde hace 23 años. El fósil fue extraído de una capa sedimentaria que se formó a finales de la edad Ensenadense; es decir, hace unos 500.000 a 700.000 años atrás.

El equipo que recuperó al ejemplar estuvo integrado por José Luis Aguilar, Jorge Martínez, Augusto Moleón, Walter Parra y Julio Simonini, del Museo Paleontológico “Fray Manuel de Torres”; y el Dr. Luciano Brambilla y el Lic. Damián Ibarra (Centro de Estudios Interdisciplinarios-Universidad Nacional de Rosario), junto al técnico Santiago Pallero.

“Estamos muy contentos con el hallazgo de este animal. Su estado de conservación es impresionante, incluso presenta partes del cuerpo articuladas en posición de vida. Un brazo, fémur, tibia y fíbula, huesos de los pies, el casquete de la cabeza, etc. Si bien aún estamos en pleno proceso de excavación y acondicionamiento del material, creemos que este ejemplar podría ser el de mayor número de piezas para esa antigüedad”, explica José Luis Aguilar, desde la dirección del Museo Paleontológico de San Pedro y uno de los descubridores.

Y continúa: “Sin dudas, la pieza ´estrella´ es el fantástico escudo que este animal desarrolló en su cabeza y que pudimos recuperar intacto. Es casi circular, mide unos 38 centímetros de diámetro y una pulgada de espesor. Está formado por placas individuales pero articuladas entre sí, que formaban una coraza muy resistente sobre el cráneo del animal. La cara externa de este escudo es muy irregular, cubierta de espinillas óseas de algunos milímetros de altura que forman una muy rugosa e intrincada superficie. Saber que es el segundo escudo completo de la especie recuperado en Argentina; que hacía 120 años que eso no sucedía y que el único anterior fue encontrado por Carlos Ameghino, nos emociona y nos llena de satisfacción. Es un hallazgo prácticamente histórico para la fauna del Pleistoceno”.

Para el Dr. Luciano Brambilla partícipe del hallazgo, “El ejemplar descubierto en San Pedro se convierte posiblemente en el más completo de su género para la edad Ensenadense, ya que presenta una cantidad excepcional de partes esqueletales preservadas, incluido su raro escudo para proteger el cráneo. Si bien hallar fragmentos de la coraza de estos animales puede darse con más frecuencia, los restos del esqueleto son mucho más escasos. Y aún más excepcional es la preservación del escudo cefálico, el cual sólo se conocía por un único ejemplar de edad más reciente.

Este nuevo fósil, con su escudo cefálico en forma de plato, de superficie irregular, con pequeñas protuberancias y perforaciones, revela un aspecto poco explorado de la anatomía de Doedicurus y permite analizar con detalle las características de esta estructura delicadamente preservada. El análisis de su superficie sugiere que en la parte posterior de la cabeza pudieron desarrollarse protuberancias o espinas como mecanismo de protección, lo que aporta información novedosa sobre la evolución y adaptación de la especie a su entorno”.