Colaborá con nuestro medio Apoya el periodismo local y ayuda a nuestro diario digital a crecer. Tu colaboración nos permite seguir brindando noticias y contenido de calidad. Escanea el código QR para contribuir y ser parte de nuestro equipo de lectores comprometidos.

El jefe de Gabinete, Manuel Adorni, ha anunciado que pondrá bajo auditoría a los ministros del Ejecutivo, generando malestar dentro del gabinete apenas días después de asumir plenamente sus funciones.

En su evaluación inicial, Adorni identificó “falta de coordinación” entre carteras y sostuvo que algunas áreas están “más ordenadas” que otras, lo que motivó la decisión de avanzar con un control más estricto de las gestiones ministeriales.

El anuncio sorprendió al equipo de gobierno, donde algunos funcionarios interpretan el giro como una demostración de poder: los críticos hablan de “ostentar” y aseguran que el gabinete está “sobregirado”, en un tono que mezcla tensión y resquemor interno.

Según fuentes gubernamentales, Adorni ya ha mantenido contactos preliminares con los ministros para conocer su estado de situación y convocará el próximo miércoles a una primera reunión ampliada del gabinete. Este encuentro servirá para fijar el ritmo de audiencias y controles periódicos dentro del Ejecutivo.

El movimiento se inscribe en la misión que le encomendó el presidente Javier Milei: reforzar la coordinación interna del gobierno y acelerar las reformas que el oficialismo buscará impulsar en las sesiones extraordinarias. De hecho, la auditoría aparece como un mecanismo para alinear al gabinete con esos objetivos, aunque también exhibe fisuras en la relación entre Adorni y los ministros.

En el ambiente oficial se admite que todavía “no está asentada la estructura” del área que lidera Adorni, y que restan definir cargos y procedimientos antes de que empiece a regir el nuevo esquema de supervisión ministerial. Mientras tanto, el anuncio de auditoría provocó un efecto inmediato de inquietud en las carteras.

Con el riesgo de que el malestar interno escale, el gobierno deberá gestionar cuidadosamente este proceso de control para evitar filtraciones, resistencias y distracciones que puedan debilitar la agenda de reformas que se avecina.